Chinchón, El Rey de los Bajativos y dueño de su propia Denominación de Origen
Después de una deliciosa comida, un buen bajativo: un licor que contiene una alta concentración de azúcar y sirve para acelerar el proceso digestivo, para ‘bajar’ la comida.
Sin duda, uno de los consentidos en la sobremesa es el anís Chinchón, por su delicioso sabor y aromática fragancia que resulta excelente para tomarse solo o acompañar el café o el postre.
Entre los siglos XI y XII comenzaron a cultivarse en los campos de Chinchón, en la Comunidad de Madrid, vides y anís. Para producirlo se úsan semillas de anís verde –matalahúga– que se mezclan en una solución de alcohol de graduación media, se almacena y se deja macerar de 12 a 14 horas, finalmente se destila en un alambique de cobre con vapor de agua.
Igual que con el brandy, para producir Chinchón se usa el aguardiente más “puro”, con una graduación alcohólica entre el 74% y 79% que disminuye a medida que se endulza con jarabe de glucosa y azúcar.
En nuestro país se comercializan principalmente dos de las cuatro variedades de Chinchón reconocidas oficialmente: Chinchón Dulce Puede tener más de 200 gramos de azúcar por cada litro de licor y una graduación entre 35 y 40 grados. Es el bajativo más popular por su carácter dulce.
Chinchón Seco Tiene entre 40% y 50% de alcohol –40 o 50 grados– y un contenido de azúcar no mayor a 10 gramos por litro. El Chinchón debe ser transparente, con un sabor anisado más o menos dulce, se sirve en una copa de anís y puede tomarse solo, mezclado con agua, a temperatura ambiente o bien frío.
Otras variantes de servicio También se puede servir con hielo, con brandy (sol y sombra) o en cócteles. Algunos especialistas sugieren servir en copa globo para apreciar los aromas y prestigiar el producto. El ‘chispazo’, una copa muy pequeña a primera hora de la mañana, se toma en España para ‘matar el gusanillo’. Unas gotas de Chinchón Dulce añadidas al café en lugar de azúcar se conoce como el célebre ‘Carajillo’.